Casi ningún otro grupo de animales ha influido tanto en la política mundial como las ballenas... hasta hoy. Junto con los delfines y las marsopas, los gigantes de los océanos pertenecen al orden de los cetáceos (Cetacea). El término "cetáceo" es una combinación del griego ketos que significa "monstruo marino" y el latín cetus que significa "gran animal marino".
Desde el delfín más pequeño hasta el animal más grande del planeta, la ballena azul, un total de 91 especies de ballenas habitan los océanos del mundo. Sólo recientemente se ha descubierto una nueva especie que aún está por describir. Cada especie de ballena emite fuentes específicas de chorro -el soplo- en el aire cuando exhala. Los balleneros y los observadores de ballenas especializados pueden distinguir las especies por su chorro característico.
Ya sean frías o cálidas, profundas o poco profundas, las ballenas llegaron a ser nativas de todos los océanos del mundo. Se convirtieron en los mamíferos más adaptados a la vida acuática, incluso dan a luz a sus crías bajo el agua. Sólo hay una cosa que todavía no pueden hacer: respirar bajo el agua.
A pesar de la moratoria (prohibición de pesca) de todas las especies de grandes ballenas desde 1986, las poblaciones de muchas especies de ballenas siguen amenazadas. Por diversas razones: El plástico, los productos químicos y el ruido contaminan los océanos, los hábitats están cambiando, las ballenas son atropelladas por barcos, se asfixian como captura accidental en las redes de pesca o se enredan en redes "fantasma". La crisis climática también les afecta.
El WWF participa activamente en numerosos proyectos de protección e investigación de ballenas en todo el mundo y ya ha conseguido grandes logros para su protección, como la designación de zonas protegidas en el Mar Báltico y el Atlántico nororiental.
El WWF quiere proteger a las ballenas y los delfines, y ARKU le apoya en esta tarea.
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Imagen: ©Richard Barrett / WWF-UK